Wednesday, 20 November 2019

TALKING ABOUT MANSPREADING



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manspreading
/ˈmansprɛdɪŋ/ noun
INFORMAL
  1. the practice whereby a man, especially one travelling on public transport, adopts a sitting position with his legs wide apart, in such a way as to encroach on an adjacent seat or seats.
    "a campaign to discourage manspreading or using an adjacent seat as a footrest"




“Tendría que haber más gente como nuestra protagonista: valientes que no se muerden la lengua ante cualquier injusticia que presencian”, destaca el director Abdelatif Hwidar, premio Goya 2008 y favorito para dar el gran salto a los Óscar por este mismo corto. 

Ponernos en contexto es fácil. Con sólo leer el título del cortometraje ya tenemos una pequeña sinopsis puesto que el anglicismo se ha hecho popular para denunciar un micromachismo que, por desgracia, ocurre diariamente en cualquier transporte público de cualquier ciudad del mundo. En Manspreading, el antagonista de la historia viaja en un metro y se sienta abriéndose de piernas de manera despreocupada y ocupando parte del asiento adyacente, lo que desencadenará la ira de una de las pasajeras...

EL ‘DESPATARRE MASCULINO’ ¿MACHISMO O MALA EDUCACIÓN?

 "No es algo que ocurra de forma esporádica, si te fijas te darás cuenta de que es una práctica muy común. No es difícil ver a las mujeres con las piernas cerradas y muy incómodas porque hay un hombre a su lado que está invadiendo su espacio "

 Los críticos señalan que el problema no se debería focalizar en el género masculino, porque esta actitud no es exclusiva de hombres. De hecho, hace tiempo se acuñó otro término, Shebagging, para describir la ocupación de espacio por parte de los bolsos de las mujeres. El problema, apuntan, no es el machismo, sino la falta de civismo.

Pero hay quien no está muy de acuerdo: “No es cuestión de mala educación sino de que igual que a las mujeres nos han enseñado a sentarnos con las piernas muy juntas (como si tuviéramos que sujetar algo entre nuestras rodillas) a los hombres les han transmitido una idea de jerarquía y de territorialidad, como si el espacio les perteneciese”.

Ya en los setenta la fotógrafa Marianne Wex exploró esta cuestión en su ensayo Let’s take back our space, que más tarde se convirtió en un libro. A través sus fotografías, Wex analizó los lenguajes corporales masculino y femenino y la forma en la que cada género se situaba el espacio público. Su conclusión fue que la tendencia masculina es la de ocupar más espacio y la femenina, retraerse.

En 2014, el gobierno vasco decidió tomar medidas para evitar lo que consideraba una “distribución sexista” de las zonas de recreo en los colegios, es decir, que los niños suelan ocupar la mayor parte del patio –principalmente jugando al fútbol—, mientras que las niñas queden habitualmente arrinconadas. La iniciativa formaba parte de un plan para la educación y la prevención de la violencia de género en el sistema educativo.


A PROPÓSITO DE MANSPREADING
Apariciones, habla de los usos del cuerpo femenino. Hasta no hace mucho, abrir las piernas era tan vergonzoso que las mujeres no podían tocar el chelo. Se consideraba obsceno. 
Historia del ojo, de Georges Bataille, traducida por la autora de Apariciones, Margo Glantz, fué criticada como “una traducción piernabierta”. Indudablemente no hubieran dicho eso del trabajo de un hombre. El protagonista de la novela es una niña que se rebela abriendo las piernas porque el padre quiere que las mantenga cerradas como una señorita. Hoy las modelos posan despatarradas. Antes era indecente: las piernas solo se abrían para hacer el amor o dar a luz pero los hombres nunca han tenido ningún obstáculo para sentarse  como les ha dado la gana.

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