Friday, 7 April 2017

MI CIUDAD IDEAL

Jacque Fresco: La ciudad ideal

Yo veo a las ciudades del futuro no como un problema de arquitectura, sino como un problema social y económico. Si queremos diseñar ciudades que funcionen, éstas deben contemplar las condiciones de cada área geográfica. La ciudad tiene que estar diseñada y basada en materiales que sean de fácil acceso en ese área.
Creo que la mayoría de las viejas ciudades tienen que derribarse, y extraer de ellas todos los recursos posibles. Y es mucho más fácil rediseñar una ciudad como un sistema operativo, como un todo, que intentar rehabilitar las viejas ciudades y actualizarlas: esto no sería viable económicamente.
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Los edificios estarán hechos con materiales con memoria de forma. La memoria de forma quiere decir que si tienes que diseñar un edificio, éste se fabrica bajo ciertas condiciones, dándole una forma, y una vez que el edificio ya tiene una forma se puede aplanar – a una cierta temperatura –, trasladarlo al lugar elegido y aplicarle una corriente eléctrica: entonces adquirirá la forma que se le dio originalmente.
Cada ciudad se diseñará como una ciudad universitaria que ayude a mantener al día a todos los ciudadanos en todo lo que es nuevo, y cómo se relaciona la ciudad con otros sistemas vivos. La ciudad también debe contener centros de arte, de música, escuelas, dentistas, tiendas,… de manera que las personas no tengan que ir en coche en una dirección para ir al dentista y en otra para ir a las tiendas y en otra dirección para el trabajo. En resumen: la ciudad debe ser un sistema autosuficiente similar al cuerpo humano. Debe poder regenerarse y debe generar suficiente energía para que funcione. La ciudad debe estar controlada por ordenadores. En las ciudades del futuro, con inteligencia interna, las ciudades podrán pensar, prepararse a sí mismas, mantenerse y ponerse al día así mismas basándose en la razón, los descubrimientos y la tecnología y metodología.”
El perímetro exterior de la ciudad puede estar dedicado a la agricultura. Puede haber una agricultura hidropónica, que no necesita suelo. La agricultura del futuro no estará en la tierra, en grandes granjas, sino que consistirá principalmente en el control y modificación de células vivas. Esta es la dirección general del futuro de la agronomía o tecnología agrícola.
El sistema de la ciudad tiene que dar satisfacción a todas las necesidades urbanas. Esto no puede producirse de golpe, sino gradualmente; pero la dirección a seguir es aproximadamente esta. Nadie puede prever cómo será el futuro realmente. El futuro de la ciencia y la tecnología está mucho más allá de la comprensión que nos brinda el tipo actual de tecnología.
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Para dar una idea de dónde estamos: hoy día hay señales de tráfico en las autopistas que anuncian que la calzada está mojada y resbaladiza; nosotros eliminaremos estas señales y añadiremos abrasivos a la calzada para que no resulte resbaladiza cuando está mojada…Tenemos que tener unidades de proximidad en los coches para evitar que choquen entre ellos; en otras palabras: los accidentes son negligencia técnica.
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Construir las ciudades del futuro en el espacio no sería muy útil porque habría que llevar agua, materiales, etc. La colonización del espacio es realmente ciencia-ficción y no serviría para nada. Sin embargo, las estaciones espaciales sí que pueden tener una gran utilidad. Estas estaciones pueden monitorizar la Tierra.
Algunos científicos hablan de reestructurar otros planetas, lo llaman “terraformación”: sería mejor adaptar estos procesos a la Tierra, y “terraformar” la Tierra y acercarla de nuevo a sus condiciones naturales de origen tanto como sea posible. Esto no puede llevarse a cabo cuando el único propósito subyacente es el beneficio económico.”






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Proyecto Ciudad Ideal




































La ciudad ideal
Desde el origen de los asentamientos urbanos, el humano deseo de perfección ha dado lugar a numerosos proyectos en los que se ha tratado de vincular la mejora de la ciudad con la sociedad que la habita.

 Probablemente, el lector que siga estas líneas vivirá en una ciudad. Una ciudad con una ubicación, una organización y unas infraestructuras que a sus ojos distarán más o menos de ser ideales. En consecuencia, podrá preguntarse: ¿qué elementos debe tener una ciudad ideal?; ¿qué estructura?; ¿qué necesidades debe cubrir?
Como veremos, hace siglos que se ha pretendido dar respuesta a estas cuestiones, que, salvando las distancias que el paso del tiempo impone, y al contrario de lo que se suele pensar, apenas han variado. El exceso de tráfico, el ruido, la contaminación, las aglomeraciones, las comunicaciones o la seguridad, son problemas que, aunque magnificados por el aumento demográfico, el consecuente crecimiento de los enclaves urbanos y el desarrollo tecnológico, siempre han estado ligados a la ciudad.

En las soluciones propuestas a lo largo de la Historia, observaremos numerosos puntos en común y nuevos problemas asociados a la evolución tecnológica, ni siquiera contemplados unas décadas antes. Condiciones que debe cumplir la ciudad ideal Los puntos clave de la urbanística consisten en las cuatro funciones: habitar, trabajar, descansar en tiempo libre y circular.

En primer lugar, debemos considerar las distintas concepciones que han orientado y definido las agrupaciones urbanas a lo largo del tiempo, así como el origen y evolución de lo que se ha convenido en llamar ciudad ideal. Desde siempre, las razones fundamentales para el establecimiento de una comunidad sedentaria han sido total o parcialmente las siguientes: la proximidad a cursos fluviales, lagos u otras fuentes de agua dulce; la riqueza de la tierra; la protección frente a las inclemencias atmosféricas, a las bestias o frente a otras comunidades humanas y, finalmente, la valoración espiritual —sagrada— de un enclave. En principio, una ciudad que cumpliese todos los requisitos mencionados podría considerarse perfecta. Sin embargo, con el paso del tiempo, otros factores como una ubicación favorable para el comercio con otras ciudades, o para el dominio de una región; la dotación de infraestructuras, la misma belleza de la ciudad o de su emplazamiento cobraron una gran importancia.

Es necesaria la integración de la naturaleza en la ciudad, con zonas verdes y fuentes, tal como imaginaba Julio Verne para France Ville: “Toda casa estará aislada en una porción de terreno plantado de árboles, de hierba y de flores [...] El agua corre por todas partes”35. Y, sin duda, la belleza de una ciudad también deba implicar un cuidado por las fachadas, el mobiliario urbano, las fuentes, los monumentos...Elementos, en fin, que la doten de un espíritu más humano y, por qué no, modelen una sociedad mejor en todos los sentidos.

 En suma, es muy probable que sólo nos quede el recurso de conformarnos con imaginar nuestra ciudad ideal. Aunque también estamos seguros de que el hombre nunca dejará de soñar.